Nancy Guguich al frente de Cantacuentos. |
Ruben
Rada, Cantacuentos, Encanto al Alma, Granja de Piratas y Queso Magro
son las principales atracciones de "música en vivo" para niños. En los últimos años se ha
fortalecido en Uruguay la oferta de este tipo de espectáculos, que tienen en la
canción su principal herramienta para generar emoción, jugar e imaginar.
Rada
Para Niños y Cantancuentos, liderados respectivamente por Ruben Rada
y Nancy Guguich, son dos grupos que marcan la mejor historia y
tradición de la canción para niños en Uruguay. El grupo de Rada
mantiene una apuesta profesional, con músicos de primer nivel ("es
la misma banda con la que toco en todos lados", dice Rada y
subraya que en sus espectáculos, desde el año 1999, nunca sonó una
maquinita para hacer playback), mientras que los Cantacuentos saben
que su principal fortaleza está en continuar el legado del grupo
pionero Canciones para no dormir la siesta ("el nuestro es un
camino en el que se encuentran cosas, se descubre, se aprende, se
crece y se reafirma el objetivo que nos planteamos como músicos y
como artistas", dice Guguich y deja muy claro que el quinteto
musical se apoya en los talentos de Gonzalo Brown y su hijo Paolo
Buscaglia.
Rada en plan súper banda. |
Rada 2017
Somos
una banda es el título 2017 de
la compañía para niños de Rada, sobre idea original de Lea Ben
Sasson, guion de Pinocho Routin y el estreno de nuevas canciones que
salen de la pluma de Omar Varela. Y la banda, por supuesto, con la
dirección musical de Andrés Arnicho, Federico Navarro en guitarra,
Nacho Mateu en bajo, Nelson Cedrez en batería y percusiones a cargo
de Lobo Núñez. El equipo se completa con las voces de Lucila Rada y
Pinocho Routin, el trabajo actoral de Virginia Martínez Cartagena y
las bailarinas Radettes. El oficio del grupo Rada Para Niños, sumado
a la comprobada energía que produce desde el escenario la presencia
magnética y explosiva de Rada, un notable performer y animador, son
insuperables y hacen del espectáculo un clásico que cada temporada
que se presenta apenas si renueva un repertorio en el que hay temas
que están desde el primer día, como "El oso Rubenrá",
"Al chancho le gusta la gallina" y "Me revienta".
Esta temporada 2017 habrá algunos estrenos, entre ellos el de la
canción "Huele", con letra de Varela y música de Rada.
"Es un funk que cuenta de una gaviota que le enseña a los pibes
como bañarse", dice el músico, y pasa a explicar que lo suyo,
lo que más le gusta, es cantar las canciones con la banda y estar
arriba del escenario comunicándose con los niños que van a ver los
espectáculos.
Si
bien ha intentado ponerle más "teatro", con momentos más
guionados, el músico siente que prefiere gastar toda la energía en
las canciones y concentrarse en que la banda se suene todo para que
el público baile y se divierta. Entre las mayores satisfacciones que
le ha dado la incursión en la música para niños, están las
innumerables veces que se encuentra con músicos jóvenes que le
cuentan que decidieron aprender a tocar un instrumento después de
ver el espectáculo hace diez o quince años.
Cantacuentos
de ronda
La
propuesta 2017 de Cantacuentos surge del propio recorrido que ha
hecho el grupo en diecinueve años de escenarios y grabaciones. La
propuesta original sigue intacta: cuentos y canciones. Siempre de la
mano, en ronda, con el liderazgo de Nancy Guguich, creadora junto a
Horacio Buscaglia de Canciones para no dormir la siesta y
responsable de la dirección pedagógica y estilística de dicho
grupo. La acompañan en escena la cantante y psicóloga infantil
Elena Prieto y una banda integrada por Gonzalo Brown en guitarra,
Rodrigo Souza en bajo, Hernán Peyrou en teclados y Paolo Buscaglia
en percusión.
Para
Guguich, la canción es un elemento esencial en la comunicación:
"Tiene tiene el valor de conectar, de transmitir emociones, de
conmover", dice, y asegura que no nada más unido a lo afectivo
que una canción. "Permiten descubrir el mundo entero que
encierra cada palabra... invitan a viajar e imaginar". Más que
dar una 'batalla' ante una evidente sobredosis de información
musical contemporánea, tanto desde las redes como en medios
electrónicos, la compositora y actriz prefiere la idea de que desde
grupos como Cantacuentos se proponen hacer espectáculos en que se
valorice la escucha, la atención y el juego. "Apostamos a la
sensibilidad en la atención a un cuento, al descubrimiento del
sentido estético en un color, un movimiento, una palabra, un
silencio; a compartir con inteligencia, a participar comunicándonos”.
El
escenario es para ella motivo de "gran alegría, pero también
de compromiso". Y así saldrá este invierno, como siempre al
frente de Cantacuentos y como lo hizo en las legendarias temporadas
de Canciones para no dormir la siesta, teniendo la certeza de que
esta temporada 2017 tiene el sabor especial de ser la previa a
preparar el aniversario número veinte de la compañía.
Granja de Piratas 2017. |
La
nueva generación
Hay
otros dos grupos -Granja de Piratas y Encanto al Alma- que son
fuertes animadores de cada temporada y que apuestan a llevar todo el
año, a través de publicaciones discográficas y espectáculos, el
formato "música en vivo para niños". Son por lejos los
más activos, los que más han producido y buscado reinventar el
género en las últimas temporadas.
Granja
de Piratas nació, según cuenta uno de sus fundadores, el
guitarrista y cantante Rodrigo Spagnuolo, como un proyecto dirigido
al público familiar, "a la experiencia compartida entre grandes
y niños, con la música y la ficción como comunicador entre
generaciones". El espectáculo que están estrenando este año
continúa la historia de El mágico tesoro de Piu Piú, cuando
los piratas, tras aprender a vivir de lo que ellos mismos
cosechan en la isla en la que encallaron, tienen la necesidad de
volver a su vida de aventuras. Entonces, con los restos del barco,
construyen una nave espacial, con el delirante objetivo de conquistar
el espacio. "En el plano musical y estético, desde nuestra
perspectiva, vemos que nos soltamos un poquito más y profundizamos
en el sonido, en la paleta de arreglos, también en lo referente a la
parte visual del show, vestuarios y demás", cuenta Spagnuolo.
Encanto al Alma presenta "La tierra de los cuentos". |
Encanto
al Alma también presenta nuevo espectáculo y disco. Se llama La
tierra de los cuentos. A partir del hallazgo del libro mágico de
los cuentos, y que está vacío, la banda musical se pondrá en busca
de los distintos elementos mágicos que se han perdido, como la
escama de un dragón, los cordones de los zapatos de un gigante, un
suspiro de sirena, la huella de un dinosaurio, un mapa de piratas.
Todo para recuperar la mítica "tierra de los cuentos". Las
distintas aventuras propuestas por el grupo van dando lugar a las
canciones, intercalando personajes fantásticos con juegos, cuentos y
canciones. A un nivel estrictamente musical, el grupo intercala
sonoridades regionales como chacarera, candombe y murga, junto con
sonoridades más pop, con una gran riqueza instrumental dada por
teclados, piano, melódica, charango, mandolina, guitarra,
cavaquinho, congas, tambores, bombo lehuero, batería y bajo.
Este
2017 se suma a la cartelera juliana la murga Queso Magro, en una
primera incursion para público infantil. Queso Magro para
Niños se anuncia como un
musical murguero, con banda en vivo donde la imaginación de un niño
va transformando su rutina diaria en un viaje fantástico de humor,
misterio y sorpresas. "Sabemos que el rubro de espectáculos
para niños es muy amplio y diverso", dice Nicolás Ambrosio. "A
la hora de tomar esta iniciativa encontramos como diferencial el
hecho de utilizar el género murga, ya que no hay otra propuesta
similar en cartelera. De todas maneras, la idea se viene manejando en
el grupo desde hace muchos años, porque el carnaval nos ha
demostrado que nuestros espectáculos tienen un muy buen feeling con
los niños... Año a año nos hemos sorprendido por la reacción que
los niños tienen con lo que hacemos y es de ahí que nace este nuevo
proyecto".
Palabras
cruzadas
Decidimos
cruzar algunos reflexiones sobre la música para niños con algunos
de los nuevos hacedores, con Rodrigo Spagnuolo (Granja de Piratas),
Leticia Passeggi (Encanto al Alma) y Nicolás Ambrosio (Queso Magro).
El resultado de este intercambio permite apreciar lo importante de
defender el concepto y formato de música en vivo, de la performance,
de la comunicación directa entre los músicos y el público.
***
En
los últimos años se percibe que hay más opciones de música para
niños entre las opciones de cartelera. ¿Por qué piensan que se da
este fenómeno?
Rodrigo
Spagnuolo: Supongo que se debe a la sumatoria de muchos factores.
Por una parte hay más consciencia generalizada en el plano
pedagógico de la importancia de la música en el desarrollo de los
niños, y por otro lado tenemos a una generación de padres que vive
una época con mucha más música a disposición que los nuestros,
que nos tuvieron en los años de dictadura. También juega un rol
importante la digitalización de la industria musical, con sus cosas
buenas y sus cosas malas. Por un lado tenemos en Youtube mucha
basura, playlists de canciones hechas sin ningún amor, en base a
secuencias midi y animaciones horripilantes, y por otro lado tenés
cosas excelentes, hechas con mucho cariño y un enfoque artístico,
de todas partes del mundo, cada una con un rasgo cultural que
enriquece el espectro, y en un sinfín de plataformas. Esto ayuda a
que la música esté mucho más a mano para los niños, y facilita
establecer una relación amplia con el repertorio. Hoy en día, un
niño puede zambullirse en un gran universo musical; eso sí, con la
guía de los padres, y lo más lejos de la pantalla posible.
Nicolás
Ambrosio: Los niños de hoy están muy encerrados consumiendo
video juegos e internet. Por suerte se mantiene, al menos en esta
época del año, que los padres intentan participar con sus hijos en
este tipo de actividades. Esto hace que haya mucha demanda y que se
puedan realizar distintas propuestas. Sería bueno no concentrar
todos los shows infantiles en julio y mantener una cartelera más
diversa durante todo el año. Nosotros en Queso Magro entendemos la
cultura como principal herramienta expresiva, sea cual sea el rubro,
música, teatro u otras disciplinas. Hay mucha facilidad para crear
material audiovisual; en mi caso tengo una hija de dos años y me
sorprende lo atractivo que es para ella cantar y bailar mirando
videos musicales. Creo que el cuidado está en saber elegir, entre la
masividad, qué es lo que está bueno y qué no. Pero sin dudas que
el consumo de actividades culturales o la práctica de estas, es muy
importante para el desarrollo de la sociedad.
¿Cuántas
cosas han cambiado y cuántas siguen siendo las mismas, para ustedes,
en el rubro "espectáculos para niños"?
Leticia
Passeggi: Lo que se mantiene intacto es el “ser niño”, la
creatividad del niño, la sorpresa, la fantasía, el pensamiento
mágico... eso de que puedo estar sosteniendo un títere, y para el
niño el títere está vivo aunque me vea que yo lo estoy
sosteniendo. Lo que capaz ha ido cambiando es la “edad de la
inocencia”, y eso también depende mucho del medio sociocultural en
que los niños están insertos. Si bien los niños son niños en
todos lados, la capacidad de asombro, sorpresa, la inocencia con que
el niño se entrega al espectáculo, en medios socioculturales más
urbanos, esta “magia” se termina antes. El niño urbanizado está
sobre-estimulado e intelectualizado, por lo que la capacidad de
sorpresa disminuye bastante antes… hasta los 7 años con suerte.
Esto, en mi opinión personal, tiene que ver con el excesivo acceso a
la tecnología, donde el estímulo está potenciado y la velocidad
acelerada respecto a los ritmos naturales, y a la educación, donde
cada vez más tempranamente se los prepara para lo siguiente y así
la infancia va perdiendo terreno como etapa en sí. Esto se suma a
que, a nivel comercial–comunicacional, hay un bombardeo de
contenidos adolescentes o para edades muy tempranas... Esto hace que
el niño de 8 años sienta que tiene para elegir entre ser un “bebé”
o un “adolescente”, y entonces naturalmente se inclina más por
la segunda opción.
¿De
qué manera la música y la canción se ha resignificado como una
herramienta de comunicación particular y de enorme importancia?
L.P.:
La canción no solo es una herramienta muy potente para comunicar,
porque en ella hay un contenido de lo que se quiere decir, hay una
manera de decir que también está diciendo, hay un ritmo y tempo que
comunica una manera de estar, hay una melodía que se dibuja, que
también está comunicando emocionalmente lo que se está diciendo…
Y todo esto la vuelve una herramienta de comunicación muy completa.
La música y la canción son herramientas forjadoras de cultura,
porque en su manera de decir, en los símbolos que trae, en las
ideas, emociones, sentimientos que hila, quien la escucha y se siente
representado, lo siente como una manera de escucharse a sí mismo, de
conectarse con su alma personal a partir de la canción. Y a partir
de que esto le pasa a muchos, hay una cosa como de pueblo que se va
tejiendo, y se va tejiendo así lo relativo a la identidad, a una
comunidad que se ve en el espejo de la canción. Y eso es en
definitiva la cultura, el alma de un pueblo, su aspecto invisible que
le da cohesión e identidad, pertenencia. Es ese aroma invisible que
nos hace sentirnos en casa.
Vivimos
en una literal sobredosis de información musical, ya sea por las
redes, por medios electrónicos, celulares, publicidad. ¿Cómo se
paran ustedes en esta 'batalla' de lo sonoro, entre lo comercial y lo
artístico, entre el entretenimiento y el aturdimiento?
R.S.:
No lo llamaría sobredosis... tal vez sí oferta desproporcionada de
música, con relación a hace algunos años. Pero no me parece que
esto sea un problema, sino que indica que la música tiene una
importancia grande para la gente, que es una necesidad prioritaria, y
ha encontrado en lo digital y en la multiplataforma una forma natural
de expandirse, como lo fue en una época con la radio. En esa línea
de razonamiento llegamos a que cuanto más música hay, más música
la gente escucha, y cuanto más música escucha, más es la necesidad
de escuchar algo que destaque, que sea interesante, que le aporte
algo al corazón, al cuerpo y a la cabeza. Esto a su vez te lleva a
la regla básica del artista; si te emociona, si te gusta en serio,
si es honesto y conecta con tu público, lo importante está
encaminado... lo demás es otra cosa y depende siempre de lo primero.
N.A.:
Armar un espectáculo para niños es algo nuevo para Queso Magro. Por
eso fuimos en busca de Jorge Esmoris, para que nos dirija la obra,
porque él cuenta con experiencia en el rubro y nos dio una mano
gigante para armar el espectáculo. Incorporamos nuevos instrumentos
para lograr un musical que mantenga la atención de los niños en
todo el show, y tuvimos que crear una historia donde ellos se vean
identificados. No fue nada fácil, pero estamos muy contentos con el
resultado.
¿Cómo
son las vivencias de ustedes desde el escenario?
L.P.:
El espacio del teatro, como lugar de encuentro, tiene una magia y una
fuerza que en lo digital no está y que tiene que ver con lo humano.
Y eso es ancestral. En un medio digital yo puedo editar para que no
se sienta la respiración, o la tos, o una risita espontanea, pero en
el teatro eso es imposible, y eso lo vuelve maravilloso, porque está
uno ahí, al encuentro con el otro. Los niños se maravillan cuando
uno baja del escenario a saludarlos, al darse cuenta de que uno es un
ser humano de carne y hueso, como la mamá, el papá, la tía, el
vecino...
R.S.:
"Fiesta y groove", con ese lema subimos al escenario en
Granja de Piratas y así vivimos cada función. Además está la
fantasía de los niños, que es el ingrediente que pone las cosas en
un plano conmovedor, donde la ilusión, la responsabilidad por esa
ilusión y el amor son protagónicos.
L.P.:
Y lo otro que se juega todo el tiempo en ese encuentro, es la mirada,
porque quien está arriba del escenario está muy abierto, sensible,
expuesto, a la mirada de los que llegaron a ver el espectáculo. Ahí
se da un intercambio que es real... que no te lo da la pantalla.
((artículo publicado en la revista CarasyCaretas, 07/2017))
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