Hay un
origen, un ineludible punto de partida, en la reunión musical dada
en llamar Kramer vs. Prada. Fue en 1999, cuando ambas mostraban sus
primeras armas en el territorio de la canción. Compartieron
escenario, probaron el formato dúo y sintieron una muy buena química
juntas. Casi 20 años después, vuelven a juntarse para demostrar que
son una pareja musical explosiva y que lo que están mostrando en sus
caminos solistas se potencia en este encuentro que dieron en llamar
Canciones yeguas, nombre que
ellas relacionan directamente con el tono del repertorio. “Estas
canciones buscan de alguna manera un camino alternativo. Reírse del
dolor. Llorar de alegría. Ir a los extremos. Permitirse la
ciclotimia”, cuenta Ana Prada. Y enseguida, mientras deja en
suspenso la idea, Kramer da su parecer, complementa: “Diría que en
Canciones yeguas nos embarramos... Es todo muy parecido con la
realidad; en este caso es muy cercano a la realidad”.
El dúo,
en el formato 2016, es en realidad un trío al que se suma Ariel
Polenta. Y en escena, Kramer vs.
Prada sigue marcando un aire peleador, de contrastes, de músicas y
también de palabras. Y esta vez decidieron intercambiar
disfraces y personajes, reírse de ellas mismas, tomando el escenario
como trinchera, para poder mostrar lo más importante: la intimidad
de la canción.
***
¿Cómo
viven el reencuentro entre ustedes, a tantos años de aquella primera
experiencia juntas en un escenario?
Ana
Prada: Todo se fue dando naturalmente. Nos reencontramos primero
como personas, después de años de estar prácticamente sin vernos.
Y como ya habíamos cantado juntas, fue muy fácil volver a subir
juntas a un escenario. Es como andar en bicicleta... Los códigos en
común estaban intactos.
Pata
Kramer: A mí se me suma que cantar con Ana, aquella primera vez,
era mi primera vez. Entonces es algo así como volver al primer amor.
AP:
Tampoco es que pensamos, ninguna de las dos veces, en la idea de
formar un dúo... Con un espíritu más bien lúdico nos pusimos
simplemente a cantar juntas, sólo que esta vez, la experiencia, el
camino andado... Es diferente.
¿Qué
desafíos implica, a la hora de ensayar y también en el escenario,
compartir creaciones y versionar temas de otros, como Garo Arakelian
y Franny Glass?
AP:
Compartir creaciones,
escenarios, decidir los arreglos, compartir público, aplausos, es
para mí un desafío muy importante y muy grande. Lo primero que uno
debe tener por las personas con quienes lo hace es un gran cariño,
respeto y admiración. A partir de ahí todo es posible. Cantar una
canción que quizá la has cantado siempre sola, que te lleva a
evocar emociones personales fuertes, sin que la esencia de esa
emoción original se pierda en la voz de otro, es un desafío muy
bello. Siempre es enriquecedor. Siempre lo que el otro le da lo
refunda, lo resignifica. Compartir eso es muy íntimo, es un acto
íntimo en público, y hay que sentirse muy seguro, a tal punto que
los egos molesten lo menos posible.
PK:
A mí lo que me pasa, cuando componemos juntas, es que se me amplía
el universo. De alguna manera me veo obligada, en el buen sentido, a
explorar maneras y lenguaje ajeno. Con lo de versionar creo que es un
poco lo contrario, es tratar de llevar eso que me emociona a un
terreno que reconozca como propio.
¿Qué
sienten que las une y las potencia en el escenario?
AP:
La confianza. Sentir que tenés una red de contención y de apoyo,
pase lo que pase... Eso nos une. Y me potencian el talento, la
seguridad interpretativa, la concentración, la claridad que tiene
Pata en el escenario. Que esté atenta a todo lo que está pasando,
artística e incluso técnicamente, me suelta mucho, me da libertad.
PK:
Yo creo también que nos une la confianza, dada por un largo y ancho
conocimiento que nos permitió descubrir pilares fundamentales en
común, aunque capaz que a primera vista seamos tan distintas. Eso,
para mí, potencia todo. Seguramente por la libertad de la que Ana
hablaba recién, que a mí también se me da, aunque en algunas cosas
por lo absolutamente contrario... Esa especie de atrevimiento, de
desfachatez, de saltar al vacío de Ana, me libera.
¿De
qué manera fue saliendo el concepto de Canciones yeguas?
PK:
Por un lado, es algo así como canciones que no nos gustaría que nos
dediquen, pero que todos tenemos a quién dedicárselas. Son
canciones de momentos de crisis, de emociones, de preguntas, no de
resultados felices. También hay algo de reivindicar el lugar de
“yeguas”, similar al de ser “pecadoras”, en un mundo que
trata de dominarnos.
¿Qué
pasa con el espectáculo Canciones yeguas en la sucesión de
escenarios? ¿Qué proyectos tienen en conjunto y por separado?
PK:
Personalmente, ha sido muy impresionante, porque como Ana tiene un
camino recorrido muy importante y verdaderamente la adoran en todos
lados, para mí es como llegar con alfombra roja...
AP:
Igual, ella después abre la boca y ya no se hacen necesarias las
cartas de presentación... Con respecto a lo que preguntabas sobre
los proyectos, hay una expectativa de algún material juntas, así
que lo estamos pensando. Mientras tanto, las dos sabemos que tenemos
unos discos solas por grabar.
((artículo publicado en la revista CarasyCaretas, 07/2016))
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