en el camino del folk


El desencanto y El folk de la frontera son discos hermanos. Reúnen canciones compuestas en un mismo tiempo emocional, aunque Nicolás Molina entendió que componían dos obras diferentes, a editarse más o menos simultáneas. Pero pasó lo que pasó: a partir de la difusión del clip "En el camino del sol" empezaron a salir invitaciones a grabar en radios estadounidenses, críticas elogiosas en revistas especializadas y viajes a festivales de México y Brasil. Apenas si tuvo tiempo para difundir las canciones del disco debut en Montevideo, en un show compartido con Daniel Drexler y la noche que abrió el recital de Nacho Vegas en La Trastienda. Dos años después, con miles de kilómetros recorridos, se publica finalmente El folk de la frontera. Es un disco hermano, pero los dos años de carretera le permitieron encontrar otra madurez y un sonido aún más luminoso a hermosas canciones como "Y.T.C. en el fin del mundo" o "Balada a Kassandra". Lo acompañan sus amigos de siempre, los de Castillos: Ripi Arruti en bajo, Martín Méndez en guitarras, Ignacio Vitancurt en percusión y Emma Ralph en teclados, xilofón y voces varias. Y tiene el toque final de la mezcla de Craig Schumacher, productor de Calexico, Neko Case y otros artistas indie. Un muy buen disco, que seguro le seguirá abriendo puertas y le permitirán seguir cruzando fronteras.

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¿Cuándo y en qué lugar empezó tu historia con la canción?
Desde niño tuve una sensibilidad especial por el arte. Sin lugar a dudas era lo que más me llamaba la atención de las cosas que tenía a mi alrededor. Recuerdo que crecí en una casa que se escuchaba mucha música y se veía mucho cine. Todo eso contrarrestó el hecho de que Castillos sea una ciudad pequeña.
¿De qué manera sentís que tu identidad rochense marca y define el concepto de frontera y te permite ser más movedizo que colegas tuyos de la capital?
Primero que nada, ser rochense te da el plus de ser uruguayo pero de océano y de balneario, que no es otra cosa que una "frontera" en verano. En Aguas Dulces, por ejemplo, somos unas 350 personas viviendo todo el año, pero en verano se llena de gente y vienen turistas y trabajadores de todo el país, la región y otras partes del mundo. La gente de afuera viene con otras ideas, con otra información y está bueno el intercambio. También está la parte de que estamos a media hora de Chuy y crecimos yendo a la frontera a hacer surtidos, a visitar amigos. Allá hay más que dos pueblos. No es solo Uruguay y Brasil; es una frontera riquísima ya que también hay un pueblo árabe y escuchás tres idiomas en la calle. Eso no es tan común en Uruguay y se refleja un poco en la música de Molina & Los Cósmicos.
¿Qué puertas te abrió El desencanto y se fue volviendo positivo un título de disco más propio de una actitud under?
El desencanto fue pensado desde el comienzo como algo positivo para olvidar una etapa negativa. Si lograba cambiar esa subjetividad, ya el beneficio sería positivo. Increíblemente muchas puertas se abrieron, pero lo más interesante es toda la gente, música, libros y diversos artes que he conocido gracias al intercambio de información y conocimiento.
El folk de la frontera es un disco hermano de El desencanto, que pensabas editar hace dos años. ¿Qué te llevó a la decisión de espaciarlo del debut, o se fue dando entre tantos viajes, festivales y la inesperada movida que se generó?
Sí, fue así, El folk de la frontera es un disco hermano de El desencanto y la idea siempre fue editarlo enseguida... lo que no sabía que iba a pasar es que íbamos a ir dos veces a Estados Unidos y México, siete veces a Brasil y una a Argentina. Esos viajes desvirtuaron el plan inicial y tuvimos que terminarlo en habitaciones de hoteles. Todo eso fue totalmente inesperado, y todo pasó afuera. En Uruguay apenas tocamos un par de veces en ese tiempo.
¿Qué sensaciones te dispara el nuevo disco?
Es un disco que quise grabar en plan solista, con mis amigos como invitados, y de hecho fue así: terminé grabando un montón de instrumentos y cosas que no había grabado nunca. Fue como una auto-demostración del "házlo tu mismo". Siento que es un puente para lo que se viene. Esa es mi sensación ahora. Un cierre de esta etapa.
¿Qué situaciones o vivencias destacarías de estos dos años tan movidos con Los Cósmicos?
La más positiva fue sin lugar a dudas el compartir los momentos juntos en la gira y los lugares donde tocábamos. Tocar por ejemplo en KEXP fue increíble, o girar por Brasil con una road manager, un chofer, en un buen vehículo y con lindos hoteles. También se disfrutaron las largas esperas en los aeropuertos o las largas horas de ruta.

((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 06/2016))

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