alucinaciones y otras historias familiares


El disco Diciembra, último que publicó 3Pecados antes de separarse, fue un punto de inflexión en la escena musical montevideana. Dejó en evidencia la altura musical del grupo y muy especialmente la de Pau O'Bianchi, talentoso músico del under que venía sacando discos con ese y otros proyectos musicales, además de ser fundador del sello Esquizodelia. El final de 3Pecados, sumado a la muerte temprana del tecladista Diego Martínez, llevó a que O'Bianchi bajara las revoluciones y pasara a cuarteles de invierno.
Volvió con todo en 2015, luego de un par de años componiendo y grabando en diferentes proyectos. Publicó, en solo un año, tres discos que llevan su firma: uno al frente del nuevo grupo Alucinaciones en Familia, otro en dúo con su novia Renata Castellano y un tercero en un inspiradísimo taller creativo con sus colegas Lucas Meyer y Fernando Henry. Volvió renovado, con la marca de sus melodías lisérgicas y sus vuelos experimentales intactos. "A medida que pasa el tiempo, entiendo menos a la música", dice Pau. "Van pasando los años y no entiendo lo que tengo que hacer con ella, en el sentido más formal como en el más liberador. Como en todo, sigo eligiendo creer en la locura de hacer mucha música, porque al final lo más importante es eso: hacer música y punto. El resto son chirimbolos que decoran al árbol, pero no hacen al árbol en sí".

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¿Cómo te sentís en esta circunstancia de haber lanzado tres discos en un solo año, todos ellos de procesos creativos bien diferentes?
Son sensaciones mezcladas. Por lo general, cuando termino un disco siempre me viene una depresión post-parto. Son días complicados de reencontrarme con recuerdos, sentimientos, ideas que me entusiasmaron a hacer esa música. A eso se suma que me seduce más el proceso que la culminación del disco. Yo termino el disco y no quiero escucharlo más, quedo saturado y podrido de haberlo escuchado tanto, entre la grabación y la mezcla... Y el final, cuando lo termino, es para que lo escuche otro ser humano. Así que lo siento más como un funeral, como una despedida. No sé muy bien, es raro, pero de eso se trata también. Tiene que ser arduo e inentendible. Tiene que recorrer todo lo que vas abandonando y creando en tu vida. Imaginate eso con tres discos en un año. ¡Soy un quilombo!
También está la satisfacción por el hecho de terminar un proyecto...
Sí, claro. Me tranquiliza saber que a esta altura de mi vida, y desde que arranqué, pero ahora más consciente y más seguro, puedo hacer un disco cuando yo quiera, por las mías y a mis tiempos, algunas veces con más herramientas e infraestructura, y otras veces con poco. Y pensándolo más en frío, la verdad es que estoy contento y orgulloso de mí y de mis amigos, ya que sin ellos no hubiera podido llevar a cabo tanta música junta.
¿Cómo se fue dando la formación del nuevo grupo y de qué manera involucra a varios amigos con los que tenés cercanía afectiva y musical?
Los que formamos Alucinaciones nos conocíamos de los toques, algunos más que otros, pero estábamos todos por la misma vuelta. Hay que aclarar que la banda ya tiene tres años. Si llevó tiempo la culminación de este primer disco fue por la simple necesidad de conocernos más... En el disco participaron diez personas. El ensayo y la composición nos llevó dos años y el tercer año fue para la grabación y mezcla. Tenemos la bendición de que se formó un lindo grupo humano y que estamos en una edad un poco más aburrida y estable.
¿Qué tipo de canciones y de caminos sonoros fuiste eligiendo y creando para el disco?
A medida que se iba armando la banda fuimos descubriendo, en paralelo, el disco. Se fueron dando ambas cosas a la vez. Yo tenía bocetos de canciones que les iba mostrando y entre todos las fuimos seleccionando y terminando. Maquetamos muchísimo en una primera etapa, porque al ser muchos integrantes nos era más legible escuchar los arreglos que hacemos. Y también se da que al ensayar en un garage, a veces no se entiende mucho lo que está haciendo el otro. Los temas que quedaron en el disco fueron los que nos sentíamos más cómodos tocando en el garage y en vivo.
¿Sentís, de alguna manera, que este disco continúa lo que habían hecho con 3Pecados en Diciembra?
Si bien hay recursos que se pueden detectar en Diciembra, me parece -no solo por la cantidad de instrumentos y nuevas variantes- que se trasluce un aura diferente. 3Pecados directamente no hubiera hecho un disco así, tan pop. Más que continuación de ese disco, lo veo como el primer disco de una banda que aún se esta desarrollando y que esta resignificando cosas de su pasado. Para mí, Alucinaciones es otra libertad, diferente a la libertad que tenía con 3Pecados, en un contexto muy diferente en mi vida. Alucinaciones es un grupo de amigos que estamos alrededor de los treinta años, y cuando arrancamos con 3Pecados éramos tres amigos que no habíamos cumplido los veinte. Inevitablemente es otra música, arraigada con nuestro pasado obviamente, como la vida de cualquier persona, pero reconstruyendo otros significados.
¿Cada disco es una estrategia, un estado emocional diferente?
Cada disco es una estrategia para abrirse uno, a solas, para luego abrirse ante los demás. Es una libertad que me permite ser vulnerable ante mis estados y valiente ante lo que me rodea. No me voy a cansar de decir que la música tiene que ser una herramienta de vida y no necesariamente una forma de vida. La forma, por lo general, siempre va quedar anclada a una sola idea de la realidad, encima capitalista, algo de lo que no podemos escapar, y toda rama creativa tiene que rebelarse ante su mismo "creador" y todo su entorno. Ese tiene que ser el motor. Al mismo tiempo, todo esto que puede sonar tan consciente y lúcido, igual tu inconsciente se lo va pasar por el culo. Ahí no existen estrategias, quizá hasta ni sentimientos; es lo que nos domina y no entendemos, siendo la música de alguna manera nuestra escultura-manifiesto de eso.
¿Cuánto ha cambiado, o no, en tu forma de componer y de armar proyectos, desde los primeros discos con que hiciste con 3Pecados, Relaciones Sexuales y Millones de Casas con Fantasmas?
No creo que haya necesariamente una evolución, interpretando esta palabra como que estoy yendo hacia un lugar "mejor". Es muy diferente la música que hacía de niño, comparada a la que hacía a los veinte, o ahora a los treinta. De alguna manera, siempre va ir mutando. No creo que exista un camino hacia la perfección de una forma de mí, sino todo lo contrario, siempre voy a buscar cierta incomodidad nueva que me seduzca. Porque en el confort y el vicio vas a encontrar solo eso, cosa que no está mal tampoco, pero por ahora quiero seguir experimentando.
¿Cuánto has avanzado en ese camino que definís, como sentido a todo esto, en la certeza de que "del odio al amor hay varios discos"?
Del odio al amor es quizá porque últimamente estoy construyendo música con esa dirección, en ese sentido, pero igualmente no por eso va a dejar de existir la otra, la del amor al odio. Entre esas dos fuerzas se amalgama nuestra existencia; entre esas dos vibraciones hago música. Reina un caos tan hermoso como perturbador.
¿Cómo es el estado que viviste en la creación del disco a dúo con Renata Castellano, el que firmaron como María Rosa Mística?
Nos amamos. Es un disco muy íntimo, fruto de nuestro amor. Es música enamorada. Reina una belleza tercera que va más allá de nosotros dos.
¿Por qué eligieron nombrar de esa manera al dúo?
El disco lo compusimos y grabamos en San Francisco, Maldonado. Pasábamos fines de semanas o licencias juntos, ahí, donde hay un santuario de María Rosa Mística, una de las tantas formas de la Virgen María, la madre de Jesús y -en teoría- de todos nosotros. Primero que nada, nos gustó mucho la sonoridad del nombre. No me acuerdo a quién de los dos se le ocurrió utilizarlo. Después nos informamos de la historia de María Rosa Mística y piramos colores. Porque es muy enfermiza y su primera aparición fue con tres espadas atravesadas en su pecho, cada una con su significado: traición a la iglesia y falta de fe. Y su segunda aparición fue con tres rosas, cada una también con su significado: reivindicación a la iglesia y la fe en Cristo. Claramente, como sabemos, todos son cuentos que se utilizaban para dominar a la gente, pero nos encantó su sonoridad.
¿Y cuánto te removió, como autor, el viaje experimental que hicieron juntos con Fernando Henry y Lucas Meyer?
Muchísimo. Ni que hablar que admiro mucho a Fernando y Lucas. Aparte de compartir una linda amistad, me parecía muy sano hacer ese taller de canciones juntos y experimentar. Fue muy divertido hacer ese disco, pasar las tardes que pasamos componiendo, arreglando, discutiendo muchísimo sobre música. A veces nos colgábamos en esa y ni siquiera grabábamos. De alguna manera, ver al otro cómo compone una canción te crea cierta distancia en tu imaginario de cómo lo hacés vos. En lo personal, necesitaba ver un poco más eso, verme desde ese otro lugar.
¿En qué nuevos proyectos estás trabajando?
Ahora estoy con mi disco solista, donde grabé solo guitarra y voz, y luego le pasé cada tema a un productor diferente, con la idea de que ellos hagan lo que quieran, desde agregar arreglos, instrumentos, o simplemente nada. Espero que no arruinen el disco... Y después tengo varios discos en mi imaginario, pero prefiero no decir nada, ya que me ha pasado muchas veces de arrancar proyectos con pila de entusiasmo y a mitad de camino me parezcan basura y abandonarlos. Estamos también con muchas ganas de grabar el segundo de Alucinaciones, que ya tenemos un buen grupo de canciones, y esperamos -ahora en este verano- dedicarnos de lleno a eso.

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* Fernando Henry/ Lucas Meyer/ Pau O'Bianchi. Editado por Paulino Records, Elvis Attack! y Esquizodelia. Año: 2015. Un viaje experimental, ejercicio de taller entre tres cantautores que armaron una banda sonora lisérgica con libertad y descaro a la hora de componer e interpretar. Incluye "Ácido en el trabajo", hipnótica canción firmada por Pau que es una de las mejores del disco y del año. "Fue un delirio hacerla", dice Pau. "Nos llevó muchísimo tiempo pero fue muy divertido. Esa canción tiene más de doscientas capas, nunca había llegado a una cifra tan absurda en la producción de una canción, y justamente por eso la hicimos así".

* María Rosa Mística. Editado por Paulino Records. Año: 2015. Grabado en formato dúo, entre Pau O'Bianchi y Renata Castellano de la Torre. Esencialmente guitarrero, lisérgico, las guitarras y voces fueron grabadas en el balneario San Francisco y luego se agregaron instrumentos adicionales. La canción que da nombre al disco es bellísima, con una intro de guitarras acústicas, cantos mántricos y un final de tambores y teclados que repican una sicodelia muy potente. La que sigue "Canción para dos", como dice Pau, "el título ya lo dice todo: de alguna manera es nuestro vals".

* Alucinaciones en Familia. Editado por Paulino Records, Elvis Attack! y Esquizodelia. Año: 2015. El esperadísimo disco del nuevo grupo de Pau. Una selección del under integrada por Darío Barrios, Matías Chouhy, Luciana Giovinazzo, Lucas Meyer, Sebastián Pina, Fabrizio Rossi, Pablo Torres y Diego Zapata. Todos le siguen la cabeza a las composiciones de Pau, más luminosas que las de los últimos tiempos de 3Pecados. El lanzamiento del disco fue en diciembre, pero le alcanzó el tiempo para aparecer en los primeros lugares de las listas de los mejores discos del año. Una canción: "Parodista". De ella, Pau dice que no se acuerda cuando ni por qué se le ocurrió retratar la psiquis de un asesino serial de parodistas.

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Pau O'Bianchi es una máquina musical. Protagonista clave de la escena under de la última década, integró el fermental grupo 3Pecados y actualmente es la cabeza compositiva de Alucinaciones en Familia. Es también uno de los fundadores del sello virtual Esquizodelia, hoy un colectivo que opera como motor de la movida musical alternativa. 
En el año 2015 publicó tres discos, de tres proyectos musicales diferentes. 

¿Cuánto se ha impuesto el sistema alternativo de sellos virtuales, de descarga libre, de ferias de discos, de colectivos?
Por suerte se esta dando un cambio más profundo, aunque muy lentamente, entre músicos y amantes de la música. Creo que lo que hace falta es conscientizar aún más que la gente ayude al artista, sin tener que pasar por un mecanismo de marketing o regla basada en el éxito. Tiene que ser una ayuda más humana. Si hay un artista que te encanta lo que hace, es totalmente necesario y saludable que te acerques a ayudarlo, sea comprando un disco, difundiéndolo o armándole una fecha en tu ciudad, porque las ganancias también van más allá de los números.
¿Cambió algo el panorama desde los primeros tiempos del sello Ezquizodelia, ahora convertido en colectivo de sellos?
Por suerte, de a poco, muy de a poco, está circulando más información sobre derechos de autor, de todos los perfiles, y otros mecanismos. Y se esta teniendo de a poco una visión más clara sobre nuestro panorama legal y comercial. Igual, estas cosas no dejan de ser temáticas a mi entender basadas en números-ganancia, y justamente me parece más interesante que haya un debate más volado, o hasta filosófico, de lo que realmente significa la música en nuestras vidas, más en un país tan pequeño donde no existe un mercado tan sostenible para la cultura. No hay que olvidarse que es un país tercermundista, donde errónamente siempre tendemos a copiar modelos de comercialización del primer mundo, en lugar de crear los nuestros, con nuestras características. Encima, en un país tan lleno de músicos, donde el que no toca en una banda sale en una murga o toca en los tambores, hay música por todas partes, y eso significa algo importante en nuestra sociedad. Me parece que a raíz de estas "dificultades comerciales", tenemos una ventaja en Uruguay para desarrollar un nuevo diálogo con la música. Tenemos que aprovecharlo y no estar tan esclavizados a otros modelos.
¿Cuanto le está costando, a tu generación, la de los sellos virtuales, la de un indie que se siente incómodo con esa etiqueta, marcar un espacio, hacerse un lugar en la música uruguaya?
Hay de todo. En mi caso, con mi música, y la forma de hacerla, se que hay varios veteranos que me odian o no me fuman, y que me ven como un irrespetuoso hacia su forma de vida y creencias sobre cómo tiene que funcionar la música. Honestamente, hace seis años atrás los hubiera mandado a cagar clavos y tratado de ratas gordas egoístas, pero hoy, que tengo treinta años, y entiendo que pueden coexistir todas las formas, creo en la ramificación de ideas y formas sin tener necesariamente una que liquidar a la otra. Van a seguir existiendo músicos que deseen vivir de la música, utilizando los mecanismos que ya existen, y van seguir existiendo músicos por fuera de todo eso, como lo fue siempre históricamente, solo que ahora hay más oportunidades. Se está dando un cambio y un choque entre generaciones, cosa que me parece muy saludable y que tiene que ser así. Con respecto a lo de tener un lugar en la música uruguaya, en vez de que nos etiqueten de indie, o nenes de mamá imitando a yanquis, yo qué sé. No necesito ese aval de nadie. Yo quiero hacer música de acá y del espacio. Por suerte me considero algo más que un héroe de género. La mistificación es una momia tomándose un ómnibus para llegar al museo.


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