en las pequeñas cosas


Las obras reunidas en la exposición A escala humana, en el subsuelo del EAC, deja pensando exactamente en eso: en la magia de las pequeñas cosas, las cercanas, las que pueden resignificarse y llegar a convertirse en experiencia artística. El cotidiano se expande. Algo sucede, diferente, inesperado.
Un ejemplo que difícilmente olviden los visitantes de la muestra es el gran mandala pintado, punto por punto, sobre rollos de papel de cocina, por el chileno Ricardo Pizarro. Hay más, mucho más, en el viaje conceptual que propone el curador Fernando Sicco y que reúne a varios artistas contemporáneos, todos de la región. El argentino Jorge Sarsale también trabaja sobre papel, en texturas que se van construyendo en la trituración de guías telefónicas. Diego Focaccio, uno de los artistas locales que integran la muestra, recrea diferentes cielos nocturnos con abrojos. Pedro Tyler talla retratos de artistas que se suicidaron sobre reglas métricas de carpinteros. Hay más: centenares de recortes de la palabra Dios extraídas de una Biblia, un gran puñado de arroz sobre una mesa o la recreación de una escena de infancia.
A escala humana empezó a formularse a partir de una serie de proyectos expositivos que Fernando Sicco, director del EAC, consideró que tenían varios puntos de contacto: todas obras de fina y elaborada calidad conceptual realizadas con materiales cotidianos. "La selección de obras posee varios puntos de contacto", asegura Sicco. "En general, todas tienen detrás un tiempo importante de dedicación, de trabajo, y utilizan soportes considerados sin mucho valor, desde los papeles de cocina o de guía telefónica, a los abrojos. Nos enfrentan, por distintos caminos, a cuestiones existenciales concretas. Y en todo el conjunto, creo yo, y los artistas participantes coincidieron al verse reunidos, se respira una especie de armonía, de hilo conductor". Esa parece ser, ni más ni menos, la intención de la curaduría: buscar que el espectador pueda reflexionar e identificarse, en el ámbito del museo, con todas o algunas de estas obras que, simbólicamente, no remiten a otra cosa que a su propia experiencia.

Vasos comunicantes
Las obras del chileno Ricardo Pizarro, en especial el gran mandala exhibido al fondo del corredor del subsuelo, conforman uno de los puntos más altos de la selección. Nacido en Santiago en 1975, es miembro fundador del colectivo El Perro Degolla. Estuvo presente en la inauguración de la muestra, junto a sus colegas uruguayos y a varios de los invitados internacionales, incluido el argentino Jorge Sarsale, de quien destaca cómo la reiteración infinita es capaz de tramar sutiles texturas. También señala, entre sus impresiones, la profunda y simple belleza que genera la obra de Diego Focaccio. Pero, y sobre todo, subraya el trabajo del curador Fernando Sicco: "Pocas veces se ve un trabajo curatorial tan redondo", afirma. "Muchas veces, la obra solo viene a graficar un discurso paralelo del curador, pero en esta ocasión este trabajo queda a la vista y se siente. En cada obra seleccionada, las premisas o hilos curatoriales aparecen desde distintos parámetros formales y estéticos, y sin embargo, la conexión es clara y profunda, tanto así, que los artistas que vinimos al montaje no tardamos en identificarnos y trabar amistad".
Otro artista invitado que disfrutó muchísimo del montaje es el argentino Jorge Sarsale, arquitecto que se dedica a tiempo completo a las artes visuales desde hace una buena cantidad de años. Su especialidad (y obsesión) es el papel, lo que emparienta directamente su hacer artístico con la obra de Pizarro. "Pude ver la muestra", cuenta Sarsale. "Básicamente me pareció que la muestra tiene un hilo conductor muy consistente. Sin duda, para mí, es muy impactante la obra de Ricardo Pizarro, pero también disfruté de todas las demás, del juego propuesto por Bárbara Oettinger, del montaje y el concepto en la obra del brasileño Felipe Moraes y muy especialmente del montaje de la obra de los abrojos, de Focaccio, que me pareció que refleja la sensibilidad de esa maravillosa pieza".

Ricardo Pizarro: Mandala
Papel trascendente: "En mis indagaciones más recientes me interesa desarrollar una obra que oscile entre la idea del arte como alta y baja cultura, que sea capaz de portar al mismo tiempo un ejercicio sacro, en un soporte cotidiano altamente vulnerable. Al igual que en la construcción de mandalas tibetanos, con granitos de arena, estos ejercicios buscan poner en tensión las relaciones de tiempo y perdurabilidad, buscan simbolizar que todo esfuerzo y tiempo humano concentrado en una cosa material, es indefectiblemente efímero. El papel de cocina lleva este encuentro a un soporte cotidiano e inaudito para el arte, un soporte cercano al espectador".
Tiempo absurdo: "Uno solo de mis mandalas acumula un tiempo de ejecución desmedido y absurdo para las velocidades actuales ligadas a las tecnologías que producen y reproducen cada segundo millones y millones de imágenes. Estos mandalas acumulan infinitas sesiones de puntos, hechos a mano en años de trabajo, acto meditativo cuyo resultado visible queda registrado en un soporte diseñado y fabricado para limpiar manchas e irse a la basura".
Experiencia: "Estas obras están hechas a escala humana, o tendría que decir a escala manual, dentro de las posibilidades que me da el cuerpo, disciplinado casi religiosamente. El tiempo invertido aquí es la verdadera obra. Cada sesión de trabajo produce un trance meditativo, una vuelta al presente absoluto, una suspensión del intelecto, una expansión de la conciencia, un viaje por el mundo interior, impredecible y nuevo cada vez".

Diego Focaccio: Abrojos
Origen y concepto: "Todo empezó hace unos diez años, cuando vi en el buzo azul de una persona una serie de abrojos adheridos sobre él, que por su disposición me recordaron a la Cruz del Sur. Aquella idea inicial fue desarrollada para ser expuesta en el año 2009 en el Centro MEC. Muchos años después, aquella imagen reapareció desde mi memoria, en oportunidad de un nuevo y revitalizado contexto, de una densidad y significancia que, en lo personal, me brindó la posibilidad de que aquella imagen inicial pudiese llegar a adquirir la dimensión conceptual que en su momento prejuzgué como potencial".
El hombre y el universo: "Es una obra que conjuga intereses relacionados con principios de convivencia y de crecimiento, evidenciando aquellos aspectos que hablan del hombre, su insignificancia y su grandeza, sus circunstancias, la adversidad y sus acciones. En buena medida, los conflictos, su visibilidad y exposición, son grandes protagonistas de la contemporaneidad".
Otra mirada: "Esta obra abreva de esos momentos especiales, circunstancias a memorar, a tributar, capaces de presentarnos la realidad desde un enfoque, desde una dimensión que excede los límites cotidianos de eso que entendemos y consensuamos materialmente en llamar realidad".

Jorge Sarsale: Papeles
Materia prima: "Trabajo mi obra solamente con papel: tissue, chino, joss paper, papel de arroz, de ploter, de molde de costura... Desde el año 2008 que trabajo el papel de guía de teléfono, como una manera de incorporar figuración a mi obra abstracta. Ya puede ser papel triturado, o bien cortado con cizalla".
En el espacio: "Armo estructuras aglutinadas con metil-celulosa, que me posibilitan tanto adherirlas al soporte rígido, como armar estos entreveros de fibras que estructuran las mallas que presento en el EAC. Lo del papel es una elección de hace ya muchos años; es fino como una membrana y me permite armar transparencias. Además, es económico, dúctil y amigable".
Tan cerca: "La escala humana es un amplio y riquísimo concepto. Podría decir, repitiéndome, que mi trabajo considera, desde la abstracción, la idea de lo humano como eje central de mi obra. La escala tal vez, en este caso, esta dada por el uso del papel de guía de teléfono, donde aparecen los nombres de las personas y sus datos..."

((artículo publicado en revista CarasyCaretas, 10/2015))

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