no tan raro


Los premios del Jurado y los del Público, en los Graffiti 2015, evidencian que algo está pasando en la música uruguaya. ¿Se puede hablar del principio del fin de la hegemonía del llamado rock popular? Es lo que parecen indicar los premios de la crítica otorgados a Riki Musso, Eté & Los Problems y Rossana Taddei, y el masivo voto del público a la cumbia cheta y al fenómeno del cantante riverense Lucas Sugo. 

"Tengo más premios que público". Lo dijo Riki Musso, ganador absoluto de los Graffiti 2015, una de las cinco veces que subió a recibir los premios otorgados por el jurado. (En rigor, subió seis veces, porque debe agregarse que subió a recibir el Graffiti de Rossana Taddei, porque ella no estaba en la sala cuando fue anunciada como Mejor Solista Femenina del Año). Había en las palabras del menor de los hermanos Musso, más allá de su habitual desparpajo, la evidencia de que estaba derrotando a tres producciones de artistas altamente populares: el favorito Érase (el mejor disco de La Vela Puerca), el inesperado Canciones de una noche de verano (con festejado cambio estilístico de la banda Buitres, por cierto muy bien recibido por la crítica) y el discutido Habla tu espejo (de sus ex colegas de Cuarteto de Nos), obra que en definitiva se convirtió en natural antagónico del disco de Riki.
La masividad es un dato más entre los varios que influyen en la decisión del jurado, circunstancia que no parece ser entendida por algunos comentaristas que cuestionan erróneamente la lógica de una premiación que no oculta la diferencia de criterios entre el jurado y el público, este último conformado por una masa de votantes por sms que alcanzó la cantidad de treinta mil votos. 
El jurado, por ejemplo, concedió los principales premios a Riki Musso, Eté & Los Problems y Rossana Taddei, y lejos está en su tarea comparar si los discos de estos artistas vendieron más o menos, o sonaron más en las radios, que los de otros. No hay, por cierto, ningún invento ni capricho detrás de la elección por estos tres artistas, que vienen marcando con sus últimas obras -y con sus respectivos repertorios, porque en todos los casos estamos hablando de músicos de extensa trayectoria (Ernesto Tabares es el más joven de los tres y ya tiene tres discos publicados con su banda Los Problems)- una probada calidad artística y creativa.
En todo caso, debe entenderse el voto del jurado no como un castigo o un resentimiento a los artistas populares (son algunos de los equivocados adjetivos que suelen expresarse hacia los fallos), sino como la búsqueda de renovación, de aplaudir obras con más bajo perfil y que -precisamente- merecen ser escuchadas por grandes auditorios. Ese es, precisamente, otro de los factores que pesa en las decisiones, al igual que la masividad, la trayectoria o la simple buena fortuna de una obra que alcanza un bienvenido consenso en un tiempo y contexto determinado. Es más, si el jurado tuviera un perfil crítico más especializado, los resultados podrían haber sido un tanto más radicales, desplazando aún más al rock de su inercial posición hegemónica y apostando a otros tantos artistas que no estuvieron siquiera entre las principales candidaturas. ¿Por qué la Orquesta Subtropical no aparece entre los discos del año? ¿Por qué no dieron un batacazo excelentes obras primas como las de Ernesto Díaz o Ximena Bedó? ¿Por qué la nula visibilidad de muy buenas obras publicadas en plataformas como Bandcamp y que ni siquiera se presentan a los Graffiti, como el disco debut de Julen y La Gente Sola?
Los tiempos de consolidación y validación de proyectos musicales en Uruguay suelen ser de trámite más o menos lento. Es entendible. Tal vez le cueste mucho menos al público ser protagonista y marcar las renovaciones de las tendencias del gusto popular, que es en definitiva lo que debe expresar su participación. Después de varios años de repetidos y hasta rutinarios premios a Notevagustar, La Vela Puerca y Buitres, en los Graffiti 2015 se marcó otra transición, bastante más llamativa que la opción del jurado por Riki Musso: pudo verse, en los votos, la pérdida de masividad del rock hacia dos nuevos fenómenos: el boom de la llamada cumbia cheta (expresado en el premio a Artista del Año al grupo Vi-Em) y la conquista de Montevideo de las charangas del interior (rubricada con el merecido premio a Canción del Año para Lucas Sugo). El único artista que mantuvo el orgullo rockero fue el Habla tu espejo, de Cuarteto de Nos, votado como Mejor Disco por el Público.
Suele decirse que los Graffiti, como la mayoría de los premios de una comunidad artística, son promediales, que distinguen consensos. ¿Cómo deben leerse los otorgados a Riki Musso, Eté & Los Problems y Rossana Taddei? En el caso de Riki, como el reconocimiento a un artista creador de un estilo y pieza clave en la historia del Cuarteto de Nos (y no precisamente el más distinguido, si tenemos en cuenta que su hermano Roberto siempre se llevó los mayores y más que merecidos aplausos). Un autor que se sobrepuso al duro golpe de abandonar la banda de la que formó parte durante treinta años y se mandó un discazo que sorprendió (por no ser "tan raro"), que fue un fenómeno inesperado (récord uruguayo de descargas en su lanzamiento como disco libre) y que asoma como su obra emblemática, dejando atrás sus otras apariciones solistas y sus esporádicas colaboraciones como autor en Cuarteto de Nos.
Los premios a Eté & Los Problems son un claro ejemplo de justicia y de reconocimiento crítico. Tuvo a su favor una canción de esas que se transforman en clásico inmediato, como lo es "Jordan" y es esperable que ilumine -al igual que sucedió en los Graffiti 2015- a un cancionero que tiene otras tantas joyas que por ahora permanecen invisibles al gran público. Ernesto Tabares es uno de los grandes autores de las últimas dos generaciones y su disco El éxodo uno de los mejores del año. Así de simple. Venció -en los votos del jurado- a otros dos muy buenos discos, el de La Vela y el de Buitres. Seguramente primó la saludable intención de "escuchen este disco, presten atención a este artista". 
Hay más que justicia, también, en el premio otorgado a Rossana Taddei. La cantautora viene firmando excelentes discos, entre ellos el último Pescando en el cielo, que si bien no ganó en la categoría que estaba nominada (Pop Solista, en la que el premio se lo llevó Jorge Drexler), la llevó a ser reconocida como Solista Femenina del Año.


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