No es posible contar lo
visto y escuchado, lo experimentado como espectador, con el solo
apoyo de la palabra. Se podrá, en todo caso, intentar un
acercamiento que permita comprender algunas claves de la performance
dirigida por la coreógrafa y
bailarina Tamara Cubas. Empiezo, antes que nada, por celebrar lo
certero de su concepción y propuesta estética: Multitud
es un espectáculo
autogestionario, sin subsidios ni ayuda de fondos públicos. Esta
aparente precariedad fortalece paradójicamente el plan colectivo,
potenciando la necesidad de hacerlo y la posterior contundencia del
proceso que se ve en la escena.
El
público, siempre a un costado, expectante, voyeur de la máquina
humana que se va armando frente a sus ojos, es quien culmina el acto
de creación. La escena existe en el pensamiento activo del
espectador. En los focos que elija, en los planos abiertos, en la
búsqueda de sucesivas narraciones. El caos y el azar reinan,
multiplican los recorridos y las posibles interpretaciones.
Demuestran asimismo que si se siguen dos o tres coordenadas
colectivas, emergen los signos vitales de la multitud, hasta
conformar una escultura móvil que cuenta de atracciones, circuitos,
movimientos y -finalmente- de masa.
Hay algo en la
invención de Tamara Cubas y sus comprometidos bailarines que remite
a la lógica del filme Koyaanisqatsi.
Porque Multitud es
también un musical con figuras en movimiento. Y parece ser la
enumeración, tan cerca de la poesía, el mejor camino para acercarse
al sentido: despertar, aprender a caminar, moverse, circuitos,
senderos, códigos de barras, choques, atracciones, pequeños grupos,
entrar y salir, moverse, caídas hacia atrás, siempre las
atracciones, velocidad, tierra, el círculo, ser parte de,
pertenecer, lenguajes primitivos, la risa. La enumeración alcanza un
inesperado silencio, para luego disolverse, nuevos choques, un
linchamiento, diferentes posturas, los que miran y los que están más
allá de los que miran, la revuelta, el miedo, gritar, expulsar, otra
vez el colectivo, la risa y luego el estallido, quitarse todo, probar
al otro, intercambiarse, despojarse, todo da lo mismo, se arrastran,
se forma la gran máquina, ser solo uno, todo se mueve, se
transforma, uno solo, que recorre la diagonal de luz...
(impresiones sobre el espectáculo "Multitud", estrenado en Plaza de Deportes Nro 5, Montevideo, Uruguay, sobre piso de tierra, un sábado a la noche de octubre de 2013. texto publicado originalmente en CarasyCaretas)
Fotos: Carlos Contrera.
Fotos: Carlos Contrera.
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